No suben los impuestos, y van ya…

Ayer decíamos una cosa. Hoy hay que retractarse. Lo dicho, llevan ya años jugando al despiste, a soltarla y ver la reacción de la gente, y lo hacen mal, tan rematadamente mal que es imposible que las jugadas les salgan bien.

Ya vuelve salir Elena Salgado diciendo que no van a subir los impuestos, que todo no era más que una “reflexión” de José Blanco.

Y no es que no pueda existir la libertad para que cada uno pueda decir lo que quiera, pero si fuera real, habría que pegar varios palos a algunos, porque un miembro del gobierno no puede ir diciendo una cosa que vaya en contra de los propósitos del mismo gobierno, no una vez, sino en contadas ocasiones.

Cito de El País: Salgado ha dicho que se podría hacer «algún pequeño ajuste para favorecer la equidad, pero no con un ánimo recaudatorio».

¿Pero que me estás contando? ¿Qué clase de estupidez es esta?

¿Cómo queremos conseguir la equidad? ¿Quitándole riqueza a los ricos sin más sin que esta sirva de nada?

Decir que no quieres impuestos con afán recaudatorio es como decir que sólo quieres quitar dinero a los que mas tienen para que estén igual que los que menos tienen, pero eso es tremendamente absurdo. Se les quita para recaudar dinero con el que financiar los bienes públicos que todos necesitamos, y las ayudas que los más necesitados demandan.

Lo dicho, han perdido el norte.

Suben los impuestos, y van ya…

¿Cuántas veces han salido desde el gobierno diciendo tan genéricamente que “van a subir los impuestos”?

Dejen de lanzar globos sondas para entorpecer su propia labor, no entiendo que clase de asesores políticos deben tener en el gobierno, ni lo quiero saber, pero es un claro ejemplo de lo que nunca se debe hacer.

No se puede decir a la ligera una acción tan general. ¿Qué impuestos van a subir? ¿A quienes? ¿Cuándo? ¿Durante cuanto tiempo? ¿Por qué?

Y como siempre digo: Si era importante subirlos, ¿Por qué han tardado tanto? Si no lo es, ¿Por qué los suben?

La situación ha mejorado, pero no es hora de estrangular la actividad económica por un traspiés en la gestión.

IU lo puso bien claro en el estado de la nación. Si no hubiera bajado unos impuestos relativamente importantes para España, muchos de los recortes ahora anunciados no habrían sido necesarios.

Y yo estoy de acuerdo en que los suban. Es un partido de izquierdas. Tonterías como que bajar los impuestos es también de izquierdas sobran por que desvirtúan la idea general de las políticas en la sociedad, y es engañar a los futuros votantes. Pero si los van a subir, qué digan todo ya. Estamos hartos de “planes que se darán a conocer en unos meses”. Son justamente cosas como estas las que hacen que parezca que el gobierno no hace nada.

Democracia y listas abiertas.

Que la gente está harta de el actual gobierno no es nada nuevo. Tengan o no razón los que critican las decisiones del presidente, el hecho es que no sería sano para la propia España, ni para el propio PSOE que Zapatero volviese a presentarse a las elecciones.

Sin embargo, el sector en contra del PP sigue activo, y tampoco es que estos hagan mucho para llamar más la atención positiva de los votantes.

Como punto añadido, tenemos el debate sobre Tomas Gómez y Trinidad Jiménez que puede darle sentido al hecho de traer de nuevo y por siempre el debate sobre las listas abiertas.

Es ilógico que si más de medio mundo prefiere listas abiertas estás sigan siendo tabú en el mundo político, como niños haciendo odios sordos a su madre a la hora de comer mientras juega con sus cocinitas de plástico.

No sólo es necesario un debate sobre las listas abiertas, sino sobre el sistema electoral al completo. Izquierda Unida y UPyD (entre otros), deben obtener más representación, y que no existan esas diferencias abusivas entre el coste de votos de unos y otros.

El problema es que a los políticos por un odio les entra y por el otro les sale. Es como hablar con un matón que tiene tu bocadillo en lo alto, te va a dar igual las veces que lo digas. Y digo yo, igual que nos manifestamos de la mano de sindicatos por un contrato de trabajo, ¿No podemos manifestarnos en contra de nuestro sistema electoral? No iría nadie, creo yo, y lastraría aun más el debate.

Creo que también habría que cambiar el sistema de queja de los ciudadanos. Las manifestaciones han dejado de tener sentido, no consiguen nada, más que desahogar a los pocos que s quejan de verdad para que puedan dormir bien ese día mientras los periódicos dan unos vaivenes de datos de asistencia que asustan a cualquiera.

Hay que cambiar muchas cosas. Porque tenemos una democracia de pacotilla.

El problema de la deuda: A alguien se le debe.

La deuda de los ayuntamientos ahogan a las empresas subcontratadas y los servicios públicos comienzan a resentirse.

Este es uno de los problemas de la deuda pública (los impagos, se entiende).

En el sector privado, cuando una empresa cierra el resto de la sociedad dispone de otras muchas empresas a las que poder asistir. Pero cuando se tratan de bienes públicos, únicos, la dependencia de los consumidores a sus productores es total.

¿Qué pasaría si no hay dinero para pagar a los basureros y estos dejan trabajar? ¿Lo comprenderíamos?

Un dato me ha dejado de piedra: Solo en jardinería Madrid debe 65 millones, de los que siete se deben únicamente a los intereses por el retraso.

Habría sido mejor pedir un préstamo para pagar los 65 millones con unos intereses menores, pero claro, deuda sobre deuda…

La deuda privada es mayor, nadie lo duda, y yo soy el primero que lo saco a relucir, pero tampoco podemos comparar el nivel de actividad económica de unos y otros, ni los servicios que se prestan.

El paro juvenil, y el futuro económico.

Tenemos un gran problema en el mercado de trabajo, con la crisis el nivel general de desempleo ha subido de forma desorbitada, y si bien podemos pensar que el problema acabará resolviéndose con el tiempo, mantendremos un problema más de fondo que de forma, al que no hemos podido poner solución.

La economía necesita evolucionar, integrar nuevos individuos que no se queden parados, que aporten ideas y fuerza productiva. Los jóvenes no sólo deben trabajar para aportar algo a la sociedad, sino para poder aportar algo a ellos mismo, y para ir ganando una experiencia que el día de mañana podamos utilizar.

Aumentamos los años de jubilación, en trabajos y en personas en donde esos años de más son un retroceso productivo, quitándole el trabajo a los que vienen detrás, capaces de aportar mucho más y generar el dinero suficiente como para que otros puedan jubilarse.

No sólo es que haya poco trabajo para el sector más joven, es que está bastante mal estructurado, lo cual lastra las perspectivas de futuro, las ganas de trabajar y por tanto, la motivación por avanzar.

En vez de utilizar a las empresas como puente de aprendizaje, los jóvenes son utilizados por una temporalidad absurda en donde no gana nadie.

Claro que el problema no es sólo de unos pocos. El 94% de los jóvenes menores de 24 no ha pasado de la ESO. En un contexto de crisis, no podemos pretender que el mercado absorba rápidamente, o no expulse de las empresas menos productivas, aquellos sujetos menos productivos.

Hay que seguir potenciando la educación, en ciclos formativos más integrados con el trabajo.

Hay que ver como solucionamos el problema de reabsorber a todo un sector sin experiencia, sin motivación, y un sueldo minúsculo capaz de mantener el sistema de las pensiones como debe ser.

Y más que inventarse nada, ¿Por qué no vemos el modelo de los países que lo hacen bien?

No se trata de robar ideas, porque implantarlas en un contexto equivocado puede perjudicar aun más, pero debemos guiarnos por las políticas que se han demostrado que son efectivas.

Crecimiento del 2º trimestre

Cuando uno ve las diferencias en el ritmo de la recuperación económica empieza a tener dudas del camino que estamos tomando.

Alemania creció un 2,2% en el 2º trimestre. Francia un 0,6%. España un 0,2% en términos intertrimestrales. Y un 3,7%, 1,7% y -02% respectivamente en términos interanuales.

No podemos esperar que las reacciones sea igual para los países que permanecen en un ritmo diferente de recuperación.

La prima de riesgo no aumenta por lo mal que le va a España, sino porque comparativamente Alemania es (quizás nunca dejo de serlo) una opción segura. Contra eso no podemos luchar.

Entonces, ¿De qué sirven unos planes de contracción del gasto (planes tan brutos que ahora reculan, bandazos y más bandazos) que van a limitar el crecimiento aun más si cabe en los trimestres siguientes?

¿Como afectará en la prima de riesgo el que haya bajado un poco las perspectivas del déficit en 2012 si nuestro crecimiento sigue siendo negativo?

El sistema de financiación del estado.

Hoy leía en eleconomista las expectativas de un cambio en el sistema de financiación que aportaría mayores ingresos del estado central a los municipios (que ahora tienen un 70% de los ingresos de forma propia).

El caso es que, si bien estoy de acuerdo en una redistribución tal que permita un mayor acercamiento a las necesidades y preferencias (y rapidez en ambas) de los ciudadanos, creo que hay que tener cuidado sobre los problemas derivados en la perdida del control de un dinero que, de forma agregada, nos produce problemas a nivel agregado.

Lo hemos visto en esta crisis, en donde el gobierno prefirió distribuir el dinero para la realización de planes de construcción por parte de los ayuntamientos, que han terminado siendo un “ahora o nunca” para los trabajos menos productivos, ejemplos los sabemos todos.

No creo que en un contexto expansivo esto se fuera a notar, pero cuando sobrevienen los problemas el estado puede quedarse sin los recursos necesarios (a veces porque no quiere) de administrar el curso de la crisis.

No sólo por  unos ingresos menores que van destinados a no se sabe donde, sino también en unos gastos que tampoco se corresponden con el plan nacional, como en el caso de las comunidades que no de las ayudas a la dependencia o las que no utilizaban las ayudas par ala compra de coches.

Ningún extremo es bueno, y creo que cada comunidad debe tener su propia gestión, pues la ideología única no es ningún bien de futuro, pero también se necesita un control. Y no perderlo.