En busca de un liberalismo económico más social.

A la hora de contrastar teorías económicas, basadas en la racionalización del comportamiento humano, simplificado como si de maquinas operísticas nos tratásemos, el liberalismo económico es lo mejor.

Quiero decir que, independientemente de los ideales políticos que uno tenga, la eliminación de rigideces en los mercados y una competencia basada en la igualdad entre participantes da, a través del egoísmo personal, o la búsqueda de la felicidad particular (que queda mejor), el optimo social a niveles generales.

Ahora bien, ¿Cómo podemos realmente tener algo así?

En los modelos se hace participe al ser humano, como tal, del entramado económico como si fuera un agente con el mismo poder de mercado que las empresas o las industrias.

Dando una clase de economía industrial se te va gran parte del velo “perfeccionista” que se tiene de la economía.

Los que somos menos liberales o, al menos, menos de lo que en general se suele aceptar como un liberal de pura cepa, lo hacemos por que creemos que el ser humano tiene una serie de rigideces intrínsecas a su propia condición que le obliga a seguir caminos que no pueden simplificarse de forma universal.

Está claro que, en otros tiempo con mayor razón, si alguien tiene un problema lo debe tener más crudo que otros. Seamos sinceros, la vida es dura y todo eso, y hay quien puede pensar que no podemos crear redes que impidan el hecho de que se produzcan problemas particulares. La perdida de eficiencia que se obtiene al buscar una cierta equidad es demasiado importante.

Pero hoy en día tenemos la capacidad de crear esas redes, y podemos, de verdad que podemos, dejar un poco de lado la eficiencia en el crecimiento económico para tender la mano al prójimo. Podemos ser un poco más sociales.

Pero he dicho que podemos, no que debamos. ¿Cuál podía ser la explicación económica que tire hacía una economía más centrada y social? Las rigideces de las que hablaba antes.

En primer lugar el mercado de trabajo. No podemos pensar que el mercado de trabajo puede ser como un mercado cualquiera. Por que las personas, por lo general, tiene la necesidad imperante de comer, y de atender a una familia. No hay un bien sustitutivo del trabajo, por así decirlo.

Esto es economía pura, claro. Pero no podemos crear teorías liberales y de competencia perfecta en un mercado donde la gente, si no tuviera más remedio, trabajaría por lo que le dieran.

En términos económicos: El poder de mercado, medido a través de la elasticidad de la demanda (de trabajo) que es muy pequeña, es muy grande. (la relación es proporcionalmente indirecta)

La gente necesita el salario para vivir. No es como un mercado de patatas donde en el óptimo no importa si alguien no participa porqué podrá ir a otro más barato.

Esto no quiere decir que haya que dar un salario igual para todos, lo cual sería absurdo. Sólo hay que seguir el hilo del problema.

¿Para que queremos o necesitamos, por necesidad intrínseca al ser humano más natural, el salario? ¿Por qué es la elasticidad tan pequeña?

Por que tenemos que alimentarnos para sobrevivir. Sufrimos imprevistos sanitarios. Y tenemos que permanecer en un nivel mínimo de igualdad con el resto de la sociedad.

Lo que busca una economía más socialista, más central, es la resolución de estos problemas, a través de una provisión de sanidad y educación pública, un salario mínimo que permita vivir en condiciones generalmente aceptables, y todo un respaldo económico que nos permita vivir con cierta seguridad económica.

Además, una vez que tenemos eso cubierto, los mercados se vuelven mucho más flexibles, más competitivos, y por tanto, más liberalizados.

Una persona puede participar en el mercado al igual que una empresa, sin miedo a morir en el intento. Los riesgos empresariales no son cubiertos claro, ese riesgo recae sobre el interesado, pero el único riesgo que tiene es el de perder aquello que no le es indispensable para seguir viviendo, y por tanto, es más dado a seguir una racionalización matemática y económica, que permitía la consecución del objetivo máximo del bienestar social, que es el de llegar a la plena competencia.

Obviamente no voy a decir que más socialismo implica más libertad, eso es una estupidez. Pero quiero hacer ver que, como siempre, en el punto medio está la virtud. Y que, no podemos ser verdaderamente libres cuando de una decisión inmediata (si o no, a casi cualquier condición), se determina si vives o mueres. Pues no existe competencia con la vida. Al final todos perdemos.

Narrativa económica: El señor Noel (2º parte)

Partiendo de la 1º parte: Los incentivos de Papa Noel.

Este hecho desconcierta porque atenta contra todos los argumentos económicos que esgriman los analistas de prestigio.

Aunque las opciones que permiten este hecho pueden ser varias, no es racional escudarse en ellas como única posibilidad.

Podría ser que Papa Noel fuera un primer economista frustrado que simplemente quiera, como acabo de decir, atentar contra la lógica económica (y sociológica), actuando de forma ilógica en un mundo que no está capacitado para entender (aunque lo intenta) todos los misterios de la vida.

Eso tiene cierto sentido humano, introduciendo el efecto “¡fastídiate, lógica imperante!”, tan comúnmente utilizado por todos los que nos llamamos seres humanos.

Está claro que Papa Noel no podría parar de proveer de estos bienes gratuitamente en ningún momento, ya que si algún año dejara de hacerlo, su pequeña critica social a lo establecido se iría al traste y quedaría como una mera anécdota, o una eventualidad económica que todos se encargarían de esconder bajo las alfombras. No. El quiere dar en el punto crucial. El quiere demostrar que otra forma de ser es posible. Y para ello debe demostrar que es rentable en el largo plazo. No sólo en el largo plazo, sino por toda la eternidad.

Una visión demasiado borrosa e irreal de la economía nos permitiría intentar encontrar una especie de sentido antieconómico parecido al de la propia existencia de la antimateria en física. Quizás el señor Noel, y todos estos hombres caritativos vivan en una realidad alternativa donde los costes sean de hecho ingresos.

Pero no hay que irnos tan lejos para buscar una explicación factible a este hecho. Sólo hay que imaginar que todos los regalos producidos por Papa Noel son los residuos de su propio sistema económico. Imaginen que nosotros tuviéramos acceso a otro mundo donde para sus habitantes, los residuos nucleares fueran valiosos bienes que nosotros podríamos regalar.

Otra opción viable sería la caridad. Esta opción ya existe hoy en día en nuestra sociedad. Existen cientos de personas que trabajan desinteresadamente (aunque esto es debatible) para intentar ayudar a los necesitados. Quizás Papa Noel sea un jubilado aburrido que necesita hacer algo más que ver las obras todas las mañanas, y prefiera organizar una fabrica llena de duendes enanos con los que, con su esfuerzo, pueda proveer a la gente que, según él, necesita regalos.

Como explicaré más detalladamente después, esto no es posible si no hay toda una sociedad (o minisociedad) detrás que ampare al que da la caridad, ya que hay dos modos de darla. Vía monetaria o vía trabajo.

La caridad vía trabajo vendría representada por todos aquellos que trabajan en pos de dar directamente un servicio a aquellos necesitados.

La caridad vía monetaria es aquella representada por aquellos que utilizan su dinero (conseguido por el esfuerzo dentro de su propio sistema económico) para conseguir algo (bien o servicio) y otorgarlo desinteresadamente a los que lo necesitan.

Este es el caso de Papa Noel, ya que este no está junto a nosotros ayudándonos a trabajar para ganar de más el dinero necesario para poder comprar los regalos que luego obtendremos. Es él, trabajando en su lugar perdido, el que crea los bienes y servicios (gracias a una mini-sociedad ya establecida, casi con toda seguridad por enanos-duende) para donarlos luego.

Esto significa por tanto que existe esa sociedad secreta, que permanece por encima de nosotros.

Esta opción nos trae otra posibilidad algo más perversa, y con la que voy a dejar de hacer cavilaciones. Podría ser que Papa Noel sea una especie de preso (o todo un conjunto de ellos) que para cumplir su pena se dedican (por orden del juez) a fabricar regalos y darlos caritativamente.

Por el bien de la cultura popular y para dejar bien parado a Papa Noel, seguiré el análisis partiendo del segundo punto, es decir, que sus acciones son desinteresadas por simple caridad.

El problema de las medidas económicas

El problema de las incipientes y populares medidas económicas es que son demasiadas, vanas, etéreas y a destiempo.

En cierto modo me fastidia tener que darle la razón a un partido que tampoco se ha especializado en aportar ideas de peso para la mejora de la economía, pero ante la vuelta de tuerca con la “economía sostenible” no puedo si no estar un poco decepcionado.

La economía no es fácil, y uno de las necesidades básicas para un gobierno es la credibilidad. Los ciclos económicos se podrían solucionar casi solos si la gente recobrara la confianza en dos meses. Y Zapatero ha querido basar su retahíla de soluciones en la base de la credibilidad.

El problema es de base, y es que en España la credibilidad de los políticos es nula. Y podemos desear cuanto queramos pero eso no resuelve realmente nada.

Cuando Zapatero decía que no había crisis, o que estábamos en una pequeña recesión, lo hacía, a parte de para ganar unas elecciones como todos habríamos querido hacer, para mantener al pueblo español expectante y positivo.

Pero tendría que haberse dado cuenta de que no lo podía conseguir y de que la crisis real estaba a la vuelta de la esquina.

Con forma vamos internándonos en la crisis no paramos de sacar medidas económicas, de las cuales una o dos tienen un verdadero sentido y efecto económico. Planes de incentivo a la demanda o cierto tipo de gasto estructural, sin contar el mantenimiento de los parados, pero eso no es medida realizada, es algo innato a nuestro sistema.

Y seguimos sacando medidas cuando lo importante no es hacer documentos donde a base de frases lastradas por una realidad muy rígida y burocrática, y poco incentivada, queramos “aumentar el gasto en I+D”, como si fuera una panacea de la credibilidad y el crecimiento económico.

La equiparación de la vivienda y el alquiler está bien, pero llega tarde. Tan tarde como una crisis de diferencia, ya que si hemos estado tan metidos en la crisis es por que incluso el gobierno se beneficiaba de toda la burbuja expansionista de las viviendas.

Pero nunca hay que decir que algo llega tarde, porque es mejor no mirar al pasado. Hoy por hoy, podemos decir que hay una serie de medidas buenas, positivas, no muy originales, con efectos quizás muy escasos.

El gobierno debería haber hecho como FEDEA, y preguntar a los expertos economistas. En España también se realizo una página web con las mejores medidas propuestas por catedráticos españoles, no sé si se les hizo caso o no, pero mi pregunta es: ¿Por que no tenemos una asociación económica independiente de la que el gobierno pueda sacar conclusiones.

Existen muchas organizaciones claro, y el mayor problema es que todas se tiran para un lado. El gobierno, socialista, no puede hacer caso a las medidas de corte liberal que se le propongan.

Así que necesitamos una organizaciones que tenga cierta credibilidad neutral, independiente, y que se le haga caso. No se cual de las 3 cosas es más difícil de conseguir.

8º punto de la realidad social: La imaginación humana es el impulso hacía el futuro.

Si algo caracteriza al ser humano por encima del resto de los animales es su capacidad de raciocinio y su habilidad física.

Hoy en día el crecimiento económico se basa en el continuo aumento de la productividad del trabajador (primer requisito para tener un verdadero crecimiento per capita), y mejorar la estructura productiva, así como el ambiente que envuelve todo el proceso.

Si nos imaginamos de forma estática como meros robots semi humanos, el crecimiento económico quedaría casi estancado, o relegado a unas mejoras en el comportamiento productivo (por unas mejores cosechas, el descubrimiento de un nuevo yacimiento mineral…).

Lo que nos hace crecer realmente, ya sea por el continuo avance en la distribución y organización de los factores productivos, por la creación de nuevos y mejores productos, por los avances tecnológicos, basados en la lógica y la ciencia y en tic innato del hombre que descubre algo nuevo, todo, se basa en nuestro propio raciocinio y nuestra propia forma de ver las cosas.

Todos somos diferentes, y por tanto todos tenemos diferentes formas de ver la vida y de ser, y de imaginar y de crear. El despliegue humano de imaginación escapa a nuestro propio conocimiento. Por mucha lógica que exista funcionando en los siguientes cambios tecnológicos, como seres humanos somos incapaces de asegurar que forma tendrán. SI lo supiéramos y los tendríamos hechos, claro.

Es como una catástrofe o un milagro, el hecho de que sepamos que en el futuro habrá cosas que hoy en día ni sepamos que puedan existir. Nacen, de forma bruta, gracias a la espontaneidad del ser humano, y no son meras conclusiones de una lógica puesta en marcha a través de un ordenador.

Es la imaginación del hombre, es su impulso innato, lo que hace que avance. Lo que nos hace crecer.

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Productividad y salarios españoles.

A colación de el pequeño análisis del problema español, hoy quiero echar una rápida mirada sobre los costes laborales.

Los costes laborales miden, en cierto modo, la competitividad de un país, basandose en la relación entre los salarios, o coste por trabajador, y la productividad.

Lo normal sería que los salarios aumentaran proporcionalmente con la productividad, por que esto nos indicaría que no existirían problemas ni rigideces en el mercado de trabajo que impidan o afecten a los precios.

Una persona, por mera inercia humana, querrá siempre aumentar su salario, es normal. Un país de igual forma también quiere que el salario medio entre sus trabajadores aumente, o al menos llegue a ser comparativamente mejor o parecido al de sus vecinos, en este caso, los países europeos más fuertes.

Pero no podemos pedir imposibles.

El nivel de renta per cápita tiene que andar, a largo plazo, cogido de la mano de la productividad, por que si no, cualquier aumento que tengamos en los salarios irá destinado al aumento en los precios, dejando, en primer lugar, un salario real igual o menor al de antes, y en segundo lugar, un país deteriorado exteriormente por una productividad que no puede hacer frente al mercado internacional.

¿Y como nos ha ido?

Podemos ver en primer lugar los costes laborales españoles.

A diferencia de los gráficos siguientes, este refleja las tasas de crecimiento, tanto de los costes laborales, como de la productividad y los salarios. Pinchad en ellos para verlos mejor.

Los costes laborales van casi clavando el mismo registro que los salarios. Es decir, el coste que el trabajador le genera al sistema económica es casi su propio salario, un poco menos por la productividad generada claro, pero esta es tan pequeña, que apenas se deja notar. De hecho en gran tramo de la gráfica, el crecimiento de la productividad está en torno al 0%, es decir, que podemos decir que desde 1995 los trabajadores tienen la misma productividad.

Esto no puede ser. Nuestro problema, fundamentalizado en el capital humano, nos tiene que pasar factura, y de hecho lo está haciendo, con unas tasas de paro y unos problemas económicos sobre el potencial de crecimiento que nos dejan estancados.

El paro no es más que el reflejo de esta baja productividad. El PIB ha bajado menos que en otros países, pero, como cada trabajador aporta a ese PIB mucho menos que en otros países, para que se diera esa bajada en la producción ha habido que expulsar del mercado a muchísimos trabajadores.

El modelo económico ha sido un desastre.

¿Como vamos internacionalmente? Supongo que ya nos lo podemos imaginar, pero para verlo claramente:

El país que mayores registros de crecimiento en los costes laborales presenta es España, y el que menos Alemania. En España, estos costes se multiplican por más de cuatro, mientras que en Alemania no aumentan casi ni un 50%.

Luego no nos podemos extrañar de que sea la potencia europea, y el foco de exportaciones y centro de gravedad de la zona euro.

Así que echamos un vistazo a la productividad comparativa.

España tenía un registro más o menos parejo al del resto hasta mediados de los años 90, en donde la productividad, como ya hemos visto, se estancó.

Podemos ver un ligero descenso y un ligero aumento en los ultimo años del periodo, e incluso tras esta crisis la productividad ha aumentado bastante, pero sólo como efecto de que los que menos productivos eran (trabajadores de la construcción y derivados) se han ido mayoritariamente al paro, subiendo la tasa media.

Subir la productividad es un requisito necesario, difícil de conseguir pero tan útil e indispensable que hay que hacer lo que sea para conseguirlo.

El problema español es que no sabemos motivar su ascenso, por motivos de contratación (muchos empleos temporales que no incentivan el aumento de productividad del trabajador) o de especialización (en sectores como la construcción o el turismo).

La convergencia europea a largo plazo es el objetivo. Pero en España se nos llena mucho la boca con políticas derivadas, y tenemos la economía totalmente olvidada.

Burbujas económicas y expectativas irracionales.

Mucha gente, aun hoy en día, sigue rebanándose los sesos preguntándose porqué existen estas burbujas económicas. La explicación más técnica del termino logra cubrir bastante ampliamente ese ámbito del conocimiento, si bien deja un reflejo más escaso de entendimiento en la formación y explosión de las propias burbujas.

Desde hace años se llevan viniendo usando las expectativas en la formulación matemática, mucho antes en los teoremas clásicos. Y matemáticamente, la formación de burbujas no es si no la incursión de los precios de un activo determinado en un sistema dinámico explosivo, retroalimentado por las expectativas.

Un precio sube, porque creemos que va a subir.

Primero debemos entender de donde salen estas expectativas. Y es que estudiamos la economía como un sistema formado por seres humanos que interactúan y producen gracias a unas tecnologías, y damos mucha importancia a la ciencia y a innovación para la formación de incrementos en la productividad, pero la propia ciencia económica es de por si ya muy importante como una variable que afecte a la propia economía.

Los overshooting son aquellas situaciones donde, por el propio conocimiento de los individuos sobre economía, se sabe que va a suceder algo, lo cual hace que se actúe en una dirección que potencia aun más el efecto.

Por ejemplo, sabemos que si aumenta la oferta monetaria, van a subir los precios, y eso va a hacer depreciar la moneda. Pues bien, saber eso hace que se incremente la oferte de esa moneda (para no perder dinero), lo cual hace que se deprecie aun más.

No es difícil entender el concepto si usamos nuestro propio conocimiento actual. ¿Porqué subían los precios de los pisos? ¿Por qué había gente que los seguían comprando?

Pues porqué existía la creencia general de que los precios seguirían subiendo. Y esta creencia no tiene porque basarse en una realidad trascendente detrás, se retroalimenta por si sola.

Si sé que los precios de un activo va a subir, voy a intentar comprarlo para ganar dinero con ello, eso va a hacer incrementarse la demanda, lo cual hará realmente que suba el precio. Eso me da más confianza para que en el siguiente periodo siga pensando que los precios seguirán subiendo.

Acciones bursátiles, bienes inmobiliarios… el siguiente activo será el agua, o los activos que se centren en su distribución o que se yo. Este tipo de creencias no se solventan nunca, por que son verdaderas realmente.

El liberalismo consigue la permanencia de estas estructuras dinámicas explosivas, y los organismos independientes deberían ser quien los frenase, pero hasta el día de hoy, todos se han querido beneficiar y nadie ha querido frenar la tendencia, esperando hasta que explotase en la cara.

La pregunta es, ¿estas expectativas son racionales o irracionales?

Grecia, Alemania y las ayudas perdidas.

La recuperación de Grecia nos influye a todos. A los países periféricos mucho más claro, ya que podemos decir que somos los segundos en la cola. Hoy en día todos se fijan en Grecia, pero el problema persistiría aun cuando Grecia pudiera solventar todos sus problemas si el resto permaneciésemos igual.

La situación griega no empeora, así como el resto de las economías del mediterráneo, que siguen en una crisis entornando el ciclo alcista con ciertas dificultades de tipo estructural bajo la manta. ¿Qué es lo que motiva pues los cambios en las perspectivas futuras, expuestas visiblemente a través de los beneficios o perdidas de las bolsas de estos países? Pues la ayuda o abandono que estas economías pueden sufrir a manos de sus coetáneos Europistas, los países de la eurozona que están mejor posicionados.

No es de extrañar por tanto que ante noticias como esta, en donde Alemania se limpia las manos ante el problema y deja caer que debe ser el fondo monetario internacional quien reparta las ayudas, las bolsas de estos países bajen.

El desplante de Alemania no es nuevo, y lo cierto es que soy bastante critico con ello. Uno no debe esperar que un país, per se, ayude a otro obligado por unas leyes que no quieren realmente acometer. Pero entonces ¿De que sirve la UE? ¿No era una verdadera unión económica? ¿No queríamos aproximar las economías para mejorar la estabilidad de conjunto?

Mucho se habla de la posibilidad de que estas economías se vayan de la zona euro. Lo mio es insensato, pero yo me pregunto, ¿no sería más lógico que fuera Alemania quien se fuera? Sobretodo si sigue llevándole la contrario a la autoridad de Bruselas.

Y parto del hecho de que los que más perderíamos, económicamente hablando, seriamos nosotros. Soy consciente de ello. Es la fuerza motora, pero echa los humos hacía los países colindantes y luego se queja de que no podamos ver entre la niebla.


La solución descansa en una reflexión pausada, y en sentarse con Alemania de una vez por todas y aclarar que estamos haciendo, unos y otros.

El papel de las economías más perjudicadas tampoco está exento de criticas. No por el hecho de que sus déficits no se adecuen en base a las descritas por la UE (que deberían adecuarse de forma más ajustada a cada país), sino por el pasotismo político en cifras reales del que hacen gala. Unos falsean datos. Otros no los aportan. Otros parten de visiones poco realistas.

Alemania tiene parte de razón al no querer ser perjudicada por la ineficacia de los demás, y es algo que en si no podemos reprochar.

Por eso, las ayudas no deberían ser, nunca, unas transferencias sin transfondo económico. Se debe exigir, como requisito primario, y también de mayor importancia, que estos países aporten sinceridad. Pero se debe exigir, y también es importante, que todos luchemos a una si no queremos echar la vista atrás y encontrarnos solos.

El largo plazo no es el corto plazo. Y pasan muchas cosas durante los años.

El déficit estadounidense y el Yuan Chino infravalorado (II)

Partiendo de mi primer artículo sobre el tema, la realidad nos indica que China esta cargándose de reservas en dólares, gracias a su superávit comercial, lo cual hace apreciar el dólar y devaluar su moneda, en un intento de seguir siendo competitivo, o el más competitivo, de cara al exterior.

Krugman en un artículo para El País, da algunas respuestas sobre las soluciones que EEUU pueda acometer.

Parte del hecho de que estamos todos viviendo en pleno miedo (económico) por el despertar de China y que eso nos puede nublar de ver que cualquier relación económica o comercial se da por dos vías, compra y venta.

China ahora mismo tiene un superávit inflado gracias a una moneda que debería ser más cara (por el incremento continuado de la demanda internacional) y por encima de todo, el método por el cual  ha conseguido depreciar su moneda, la compra de dólares, aunque pudiera ser perjudicial para los Estados Unidos, puede darse la vuelta y explotarle en la cara al país asiático.

Podemos decir que sigue la máxima de la frase: Si tiene una deuda con el banco de 10.000 euros tienes un problema. Si tienes una deuda de 1.000.000 euros, el problema es del banco.

Como decíamos, China no va a querer abandonar la compra del dólar de golpe a corto plazo por que eso inundaría el mercado de dólares, lo cual haría que bajara su precio, lo cual haría que bajara la riqueza que mantendría en los dólares restantes. (Las expectativas sobre precios son uno de los principales factores de burbujas especulativas de los que hablaré largo y distendido otro día).

Y Krugman dice: bueno, siempre podemos perjudicar el superávit de China con tasas a la importación. Se puede imponer que haya que pagar un 25% más a cada producto que se compre a China.

Esto crearía un diferencial de precios que afectaría al tipo de  cambio real, devaluando el dólar y fastidiando a China. Posiblemente una amenaza como esta bastaría para que China dejara sus prácticas y se dedicara a hacer lo mismo con una cesta de bienes, y no sólo con el dólar.

El problema, claro, es que es una práctica de poco librecomercio. Internacionalmente no sé como podría llegar a verse aunque personalmente la veo temporalmente correcta, y queramos o no, esto es una guerra económica, cada país debe poder usar sus propias armas.

Narrativa económica: El señor Noel (1º parte)

Introducción

Papa Noel está ahora mismo en algún lugar de la existencia paseándose con un caramelo de azúcar y canturreando algún villancico mientras se preocupa de la economía mundial.

No sé muy bien que es lo que le pasa a este hombre, ni cual es la motivación secreta, que le induce a hacer lo que hace, lo único que puedo entender, y utilizar como base de toda la argumentación, es el hecho de que todas las navidades cientos de personas encuentran regalos bajo el árbol de navidad, traídos por el viejo señor Noel.

Así pues, creo que es de interés popular intentar entender como es el funcionamiento del sistema económico que permite al señor Noel realizar todo este tinglado.

Incentivos. (O qué motiva a Papa Noel)

En cada teoría económica que encuentres, el papel de los incentivos es crucial para que la matemática o el desarrollo que ahí se despliega tenga algún sentido y coherencia desde el punto de vista operativo. Es decir, la gente trabaja para cobrar, y cobra para comprar, y compra para obtener algo, y lo obtiene porque lo quiere, y lo quiere porque le aporta algo, un bienestar.

Este es el sentido “egoísta” fundamental que Adam Smith (y ya otros antes) le daban al ser humano como clave para el funcionamiento de la economía, y generalmente se trata de estudiar como estos (y muchos otros incentivos de la misma categoría) modifican o determinan nuestro comportamiento económico en la sociedad.

La mezcla entre nuestros intereses y los del resto, unido al trabajo que tenemos que realizar como sociedad (e individuo) para obtener los bienes que queremos, determinan, en el mercado, los precios a los que intercambiamos los bienes.

Todo bien tiene un precio porque todo bien ha sido producido por alguien (o recolectado, o creado), que espera tener una recompensa, por parte de alguien que quiera el bien producido, con la que poder conseguir los bienes que el mismo quiere conseguir.

En el caso de que alguien quiera lo que el mismo puede producir, entonces hablamos de autoconsumo, y si fuera general, el mercado no tendría por qué existir. Esto es algo básico en las economías agrarias del pasado, donde el mercado existía, pero en cantidad mucho (pero mucho) menor que en la actualidad.

En la actualidad hay infinidad de bienes, y para cada uno se necesitan varios trabajos especializados, por lo que nadie puede producir para si mismo, es decir, todos tienen que intercambiar lo que hacen por lo que verdaderamente quieren, y así nacen los precios.

Caso a parte es la existencia de Papa Noel, que a todas luces no tiene incentivo ninguno (económico) para hacer lo que hace, ya que las familias que reciben sus regalos no pagan ningún precio y por tanto, él no recibe nada. Papa Noel, hasta donde sabemos, trabaja desinteresadamente para proveer de un bien específico (o una cesta de ellos) a los niños de una determinada zona del mundo.

La Unión Europea como unión europea.

La formación de sociedades se ha vislumbrado desde  muchos puntos de vista. Hay teorías sociales para aburrir (en el buen sentido de la palabra), y mi visión económica se basa en la simple unión de ciudadanos para tomar decisiones de conjunto, lo que en el contexto empresarial se llama “coludir”.

Los ciudadanos coludimos por que sabemos, al igual que las empresas, que tomando decisiones en conjunto podemos obtener beneficios mayores que si lo hacemos de forma individual, no por que ganamos poder de mercado, que también, sino por que tenemos a nuestro alcance una serie de políticas que antes no podíamos hacer valer, aunque todos quisiéramos, simplemente por que no teníamos la fuerza necesaria.

Ahora bien, la libertad económica debe estar en cierto sentido, asegurada. Y claro hay ciertos niveles de libertad económica, ya que esta va en todas direcciones.

Que un gobierno pueda gastar más o menos dinero ya es una restricción a la propia libertad económica, que no pueda acometer ciertas políticas monetarias ya es una restricción a la libertad económica.

Al instituir sociedades se privan las libertades individuales, y si el proceso existe en un cierto nivel (gobierno – ciudadanos), también lo hace en otro nivel más elevado (UE – gobierno).

La UE, al imponer ciertas reglas de actuación esta privando a los países de cierta libertad económica, en algunos casos clave para seguir con unas políticas diferenciadoras y unos problemas atípicos.

Se está privando a las naciones de ser más socialistas o más liberales y el problema no es ese, el problema es que no se ven los puntos positivos del acuerdo internacional.

Cualquier acuerdo va a ser restrictivo, pero se hace por alguna razón, se hace par aganar estabilidad, expectativas y sobre todo fuerza. En este caso, fuerza internacional ante las dos grandes potencias, EEUU y China.

Pero perdemos fuelle al utilizar la UE como un selecto club de países simplemente cohesionados con ciertas ventajas a nivel de importación y exportación de factores productivo, dispuesto a amenazar o criticar a los países de la Unión que no mantengan los niveles esperados, no por la Unión, sino por el resto de países.

Así que ahora es cuando surgen dos críticas. Una es la dirigida a Grecia (y por ende al resto de países del mediterráneo), por realizar unas políticas económicas poco favorecedoras (sin atender a los diferentes problemas estructurales), y otra es a la propia UE, por no tener unas políticas que ayuden realmente y de forma estable y concisa a un país que, por problemas diversos (entre ellos estructurales) está en peores condiciones que el resto.

En realidad, el problema está en la visión que tengamos de la “Unión”, si debe ser integradora y de conjunto práctico, o debe ser una merca colección de leyes que mejores una faceta individual y nacional (comercio y estabilidad a nivel internacional).

El futuro de la UE recae en gran parte en poner unas bases que aun no se han puesto bien del todo.

Artículo basado en este otro artículo