¿Qué hacemos mal?

Las bolsas caen, la prima de riesgo sube y la confianza en el euro está bajo mínimos. ¿Por qué?

El sistema capitalista nos ha metido en una crisis por la creación de una burbuja especulativa y es ahora de nuevo, las especulaciones, las que hacen que la confianza no coja la velocidad suficiente como para ascender. Es como un avión en plena pista de despegue, por muy deprisa que vaya aun no ha despegado las ruedas del suelo, y la pista se está acabando.

Mucho se está hablando del euro ahora mismo. Demasiado de forma poco clara y concisa, por parte de agentes de todo tipo que agrandan y expanden las dudas y el miedo.

Hace falta un anuncio por parte de  todos los integrantes, una reunión de urgencia que revise las mismas bases del euro, se realicen pequeños retoques y se anuncien grandes cambios. Hoy más que nunca, se debe enseñar la unidad del euro frente al resto de divisas.

Porque esto no es una cuestión de países. De hecho es justamente la individualidad y la sincronización lo que resquebraja el armatoste estructural que hemos creado, mientras los catastrofistas anuncian su derrumbe.

Estas diferencias ya estaban de antes, pero se suponía que irían desapareciendo progresivamente con la Unión Europea antes de que una nueva crisis apareciese. Es cierto que el euro confería estabilidad a los países, pero era una estabilidad ficticia basada sola en la idea de la estabilidad propia del euro, no del país. Con ciclos que atacan al euro, el país sufre aun más.

Todo tiene su correlación.

Así que tenemos que igualar la sincronización de los países, la estructura, en salarios, precios, productividad, etc. Y aunque eso ayudaría, una mejora en la interpretación y el anuncio del euro.

Como dice el proverbio: lo que no mata te hace más fuerte. No dejemos que los especuladores nos ataquen.

El banco central, la inflación y el paro. ¿Juntos o revueltos?

Realizo este artículo basándome en el trabajo de Pau Rabanal en “¿Debería ser la ocupación uno de los objetivos del BCE?”

El trade-off existente entra la inflación y el paro es bien conocido, sobre todo desde la llamada curva de Phillips, que muestra a través de los datos empíricos (de los que después se desarrollaron diversas teorías) como un incremento en la inflación venia asociada con un descenso en el nivel de paro.

En general podemos asociar esto a la relación existente a través de la actividad económica. Cuanta más actividad realice una economía, menos paro tenderá a tener, y además generará una inflación mayor.

Estos desequilibrios generan ciertos efectos negativos para el corto y medio plazo, y por ello, instituciones como los bancos centrales (además de los gobiernos), utilizan diferentes políticas para suavizar los ciclos, y agarrarnos fuertemente a la tendencia.

El Banco Central Europeo tiene una política que intenta cubrir el desequilibrio de la inflación, intentando mantenerla bajo el 2%, pero eso en muchos casos podría ser perjudicial para el paro. La pregunta es, ¿Debe guiarse únicamente bajo el índice de precios, o la política económica también debería guiarse por el nivel de ocupación o empleo?

En el estudio del señor Rabanal se dan muestras de que, a pesar de ser la inflación la que se mantenga como objetivo escrito y publicado y dictado por el Banco Central, en verdad también se guían, y mucho, por el empleo. Dejo todo ello para el que se quiera leer el artículo, aunque siento decir que está en ingles.

Pero la pregunta en realidad, radica en el trade-off existente en la economía. Y es que no se puede solucionar todo.

Es por ello que hay que actuar según las circunstancias, ya que el nivel de precios o los niveles de empleo no son más que eso, niveles.

No podemos trazar de forma estricta un número como objetivo cuando ese número está integrado por cientos de pequeñas cosas que los determinan.

En el caso de la década anterior, por ejemplo, una gran parte de la inflación provenía del incremento de los precios de las materias primas. No era un proceso realimentado que hubiera y se pudiera frenar a través de los tipos de interés, (o al menos, sería discutible decir si sería lo optimo). En algunos casos es por tanto imprescindible prescindir de los números objetivo, y guiarse por otros datos de mayor calado en el medio plazo, como podía ser el empleo. Y el Banco Central lo hizo bien.

Sin embargo esto perjudica la propia credibilidad de esta institución, aspecto sumamente importante cuando hablamos de políticas sobre agregados en el corto y medio plazo.

Por lo poco que sé, se puede entender está fijación objetiva del “por debajo del 2%”, como una forma de intentar dar credibilidad o de dar fundamento de rigor a una institución que, podríamos decir, es reciente.

Pero entrados en una nueva década, y tras esta nueva crisis, el Banco Central debería reescribir sus propios objetivos, y dictar el empleo como una variable a estudiar. No sólo numéricamente, sino también a través de su calidad y sus características.

No podemos querer tener un factor libremente movible si, por condiciones cualitativas, este no se puede mover. (Aunque el problema quizás sea puramente español, y la pelota debería pasar al gobierno y a la búsqueda sobre la convergencia).

La Unión Europea como unión europea.

La formación de sociedades se ha vislumbrado desde  muchos puntos de vista. Hay teorías sociales para aburrir (en el buen sentido de la palabra), y mi visión económica se basa en la simple unión de ciudadanos para tomar decisiones de conjunto, lo que en el contexto empresarial se llama “coludir”.

Los ciudadanos coludimos por que sabemos, al igual que las empresas, que tomando decisiones en conjunto podemos obtener beneficios mayores que si lo hacemos de forma individual, no por que ganamos poder de mercado, que también, sino por que tenemos a nuestro alcance una serie de políticas que antes no podíamos hacer valer, aunque todos quisiéramos, simplemente por que no teníamos la fuerza necesaria.

Ahora bien, la libertad económica debe estar en cierto sentido, asegurada. Y claro hay ciertos niveles de libertad económica, ya que esta va en todas direcciones.

Que un gobierno pueda gastar más o menos dinero ya es una restricción a la propia libertad económica, que no pueda acometer ciertas políticas monetarias ya es una restricción a la libertad económica.

Al instituir sociedades se privan las libertades individuales, y si el proceso existe en un cierto nivel (gobierno – ciudadanos), también lo hace en otro nivel más elevado (UE – gobierno).

La UE, al imponer ciertas reglas de actuación esta privando a los países de cierta libertad económica, en algunos casos clave para seguir con unas políticas diferenciadoras y unos problemas atípicos.

Se está privando a las naciones de ser más socialistas o más liberales y el problema no es ese, el problema es que no se ven los puntos positivos del acuerdo internacional.

Cualquier acuerdo va a ser restrictivo, pero se hace por alguna razón, se hace par aganar estabilidad, expectativas y sobre todo fuerza. En este caso, fuerza internacional ante las dos grandes potencias, EEUU y China.

Pero perdemos fuelle al utilizar la UE como un selecto club de países simplemente cohesionados con ciertas ventajas a nivel de importación y exportación de factores productivo, dispuesto a amenazar o criticar a los países de la Unión que no mantengan los niveles esperados, no por la Unión, sino por el resto de países.

Así que ahora es cuando surgen dos críticas. Una es la dirigida a Grecia (y por ende al resto de países del mediterráneo), por realizar unas políticas económicas poco favorecedoras (sin atender a los diferentes problemas estructurales), y otra es a la propia UE, por no tener unas políticas que ayuden realmente y de forma estable y concisa a un país que, por problemas diversos (entre ellos estructurales) está en peores condiciones que el resto.

En realidad, el problema está en la visión que tengamos de la “Unión”, si debe ser integradora y de conjunto práctico, o debe ser una merca colección de leyes que mejores una faceta individual y nacional (comercio y estabilidad a nivel internacional).

El futuro de la UE recae en gran parte en poner unas bases que aun no se han puesto bien del todo.

Artículo basado en este otro artículo

Unión Europea. El presente y el futuro de Europa.

Grecia, así como los países del mediterráneo, con unos problemas financieros y estructurales que van más allá de la crisis financiera, podían ser el impuso para llevar a Europa al siguiente nivel o al menos reconducirla hacia el.

Y es que la unión europea no puede seguir actuando como una unidad económica si se siguen políticas diferentes entre los países, sin buscar luego los mecanismos necesarios para no dejar atrás a los países menos preparados.

La entrada al euro nos ha dejado a todos más beneficios que inconvenientes. La participación en el mercado financiero europeo, el incremento en el comercio y el movimiento de factores, etc. Sin embargo el inconveniente, el hecho de no poder disponer de una política monetaria individual que se pueda ajustar a las diferentes condiciones nacionales nos obliga a estar en plena sintonía con la Europa más avanzada, o a tener que pedir ayuda basada en rescates económicos.

Pero estas ayudas no estas “bien vistas” desde todos los puntos de vista. Si bien mejoran la situación negativa por la que se está pasando, tanto los que tienen que poner el dinero, como los propios ciudadanos y los mercados, ven estas medidas como situaciones tan excepcionales que no se pueden enmarcar en una política favorecedora. El sentimiento nacional agrava aun más la cosa.

Por eso, hay dos soluciones al problema. O se “normalizan” estas ayudas, con planteamientos generales que sirvan para este y los casos futuros en los que algún país de la Unión necesite ayuda, o se potencia la creación de políticas más comunes que acerquen las situaciones de los países aun más.

En cualquiera de los dos casos estaremos en el camino de una Unión Europea más unida.

Basado en este artículo

El FMI propone una bajada de los salarios (reales) como solución para la crisis.

Las teorías liberales salen a jugar en el campo de las prácticas políticas sin tener en cuenta las características particulares de los países ni sus problemáticas.

Estamos asistiendo a una situación n la que Europa comienza a despotricar sobre España (y Grecia y Portugal) como si fueran los malos jinetes del Apocalipsis. Poco importa la solidaridad o el entendimiento entre países, para ellos, que la crisis no haya pasado en los países del sur es signo de semi-herejía para la manutención y estabilidad de la Unión Europea.

Os imagináis a Aragón u otras comunidades que ya ven (muy ligeramente) cierta luz en el final del túnel, criticando a otras comunidades que aun las están pasando (comparativamente más) putas. Sería absurdo, y un ejercicio de irresponsabilidad política y social bestial.

Pero los sectores más liberales alemanes se lanzan en picado a echar balones fuera y plagar sus artículos en lo mal que les están yendo al resto de países, con el acostumbrado tono despectivo con el que nos llaman (PIGS).

Las soluciones que nos traen, como la del FMI se basan en la liberalización del sistema laboral, pero no en cuestiones positivas que mejoren el propio sistema laboral, sino simples y llanas: Bajar los salarios reales.

Según sus teorías, esto hará a las empresas contratar a más trabajadores, que producirán más, por el mismo precio, es decir, aumentará la productividad, y el nivel de empleo.

Una de las razones que podemos tener en contra (únicamente por la vía económica), es que la mayor parte del consumo y la renta disponible se basa en los salarios (y no en la totalidad de la renta, ya que en general las rentas del capital, una tercera parte del total, suelen derivarse a ahorros y posteriores inversiones). Así que si bajas los salarios reales, habría que ver si bajaría, o no la demanda total y el consumo final (por mucho que aumentes los trabajadores).

Por otro lado, nada te asegura que una disminución de los salarios aumente el número de empleados. Las empresas ahora mismo no producen no por una crisis de oferta, no es que les hagan falta trabajadores pero no puedan pagarlos por que los salarios son altos. Lo que pasa es que no hay una demanda suficiente como para que la producción les salga rentable.

Si, es un pez que se muerde la cola, y hay que atajarlo por alguna parte, pero la disminución de salarios no es la solución, o al menos no la correcta.

EL flujo crediticio es el elemento que falta en la composición actual, y de la que nadie sigue hablando por que es un tema tabú entre cualquier debate económico. No se quiso hablar cuando los bancos empezaban a cerrarse, no se tuvo más remedio cuando cayeron en efecto dominó, pero mientras la crisis financiera sigue en pie los analistas populares solo hablan de tasas de paro, malas prácticas políticas y soluciones matemáticas para un problemas que es más sencillo, pero menos aceptable. No hay dinero. No hay flujo sanguíneo del sistema.

Y con la deuda privada que tenemos (mucho mayor que la pública de la que todos se cansan de hablar), lo tenemos crudo.

Políticas comunes para problemas individuales

No seré yo quien critique las políticas comunes, pero si es cierto que introducen ciertos problemas en el marco de las resoluciones particulares que ciertos países pueden necesitar debido a sus propios problemas nacionales.

Las políticas intentan igualar, y crear un marco de estabilidad conjunta que ayude al crecimiento unísono de todos los países pero esto puede no darse o incluso ser perjudicial para la convergencia si las mismas políticas pueden afectar positiva o negativamente a según que paises.

Es decir, la diferencia no radica en crecer más o menos, si no en crecer o decrecer.

En este caso, una subida de los tipos de interés podría ser beneficioso en el marco de la inflación (que podría empezar una gran subida cuando la demanda total de los países en recuperación despegue) ya que estos tipos frenarían a aquellas empresas poco sólidas que intenten financiarse de golpe en cuanto les permitan hacerlo, incrementando la economía de manera abrupta.

Lo hablamos el otro día en uno de los comentarios. Los tipos bajos fomentan la creación de empresas propensas al riesgo, excepto cuando la crisis les frena las propias intenciones. Cuando la propia crisis comience a pasar, lo único que disminuirá la creación de empresas, carne de cañón para la caída de aquí a 2 años, serán esta moderada subida.

Pero esto afecta de lleno al país Español que vería mermado además la poca capacidad empresarial solvente que pueda querer despegar porque todavía no ha pasado lo que tiene que pasar, no estamos en la senda de la recuperación, y la iniciativa no va a aparecer de la nada.

De nuevo estamos ante la disyuntiva de unas políticas comunes, totalmente favorables en el marco general de crecimiento sostenido, pero que pueden acarrear problemas cuando las tornas no son tan agraciadas.

Saludos.

Bruselas fija en 2013 el limite para bajar el déficit público a menos del 3% del PIB.

Europa tiene ciertos pactos que intentan dotar de cierta estabilidad al conjunto de países. En este caso, se limita la deuda pública al 3% del PIB, aunque claro, en épocas de crisis este tipo de pactos se vuelven tan flexibles como el propio chicle. Hay que entender que los estados deben mantener cierta autoridad  propia de administración del gasto público, y por ello no se persigue de forma autoritaria e inmediata.

Sin embargo, esta independencia no puede durar para siempre y, aunque lo veo un poco pronto como para empezar a fijar limites que luego haya que variar, Bruselas ya ha fijado el año 2013 como el limite para volver a la senda del pacto, y conseguir de nuevo un déficit máximo del 3% del PIB.

Otro argumento a favor de la subida fiscal, pero que conlleva unos esfuerzos aun por determinar en el medio plazo (faltan 4 años, y hay tiempo de todo).

De todas formas, no se pueden sacar conclusiones partidistas de todo esto. En algunas noticias que he llegado a leer parecía que era como un castigo para las políticas de Zapatero, cuando es un limite que se les ha impuesto a todos los países, y compartimos el mismo (2013) junto con Alemania y Francia.

En todo caso, esto ayudará a intentar encauzar el rápido aumento del déficit, aunque yo, si fuera político, y aunque pueda ser algo irresponsable, no me preocuparía tanto ahora mismo de llegar al 3% como de la situación actual, y cómo resolverla.

Saludos.